Usted está aquí:  >>> Notas históricas 

Enrique IV de Castilla

Enrique IV de Castilla y su esposa Blanca de Navar

Enrique IV de Castilla y su esposa Blanca de Navarra

 

Enrique IV de Castilla

ENRIQUE IV EL ULTIMO TRASTAMARA



Enrique IV, víctima de la endogamía como Carlos II, el último de los Austrias, es menos conocido hasta ahora, en que su participación en la reciente serie sobre su hermana Isabel le ha puesto de moda.

Nacido del múltiple cruce de primos hermanos, su momia fue estudiada por Gregorio Marañón en el Monasterio de Guadalupe y su diágnóstico marcó la visión que se tenía de este rey y ayudó a comprender su forma de comportarse.

Aparte del estudio biológico de Marañón, que fue publicado a comienzos del siglo XX, seguiremos el libro del historiador Luis Suarez sobre su figura.

Aparte de las apreciaciones que se hicieron en su época, Marañón tras estudiar su momia que el personaje que gobernó Castilla durante veinte años, era un enfermo con displasia acompañada de malfunción en actividad sexual, lo que explicaría las sorprendentes y cambiantes actitudes que asumió durante su reinado, así como su gusto por el canto, para el que poseía actitudes, así como su afición por el aislamiento que puede tomarse por misantropía.

Por otra parte fue impotente, aunque no está claro que fuera una carencia total de función generadora, lo que supuso graves problemas en el, de ros ambiente de su época y fue causa de la guerra que le enfrentó a su hermana Isabel.
Si otros reyes también tuvieron problemas físicos, en este caso la situación fue peor porque el rey no tuvo nunca a su alrededor un equipo de consejeros que guardaran su buen nombre y sus opiniones. Al contrario, en este caso sus defectos fueron utilizados como instrumentos al servicio de intereses políticos.

Enrique, cuya madre sufrió una fuerte hemorragía durante el parto, lo que repercutiria en su salud, heredaría más cosas de su padre que de su madre, pues era blanco y rubio, de rostro grande, aficionado a la lectura y la conversación, de espíritu relativamente cultivado y aficionado a la música, nos dice su cronista Enriquez del Castillo.

Según el dictamen de Marañón tras el examen de su momia, Enrique padecía de displasia eunocoide con reacción acromegálica o, mas probablemente , con ciertos rasgos eunucoides antes que eunocoidismo, eso es, “una modalidad no francamente patológica sino más bien un estado constitucional y hereditario, calcado sobre el estado eunucoide, pero más próximo a la normalidad”.

Estas consideraciones de Marañón, que recoge en su biografía Ana Sánchez-Prieto, es como decir que Enrique IV no padecía realmente una enfermedad, la acromegalia, sino que era una aproximación de esta enfermedad y que en ese sentido era más normal que patológico.

Según el dictamen del médico Enrique IV padecía de displaxia eunocoide con reacción acromegálica es decir, con ciertos rasgos eunucoides más que eunocoidismo.O sea un estado constitucional y hereditario más próximo a la normalidad.

La acromegalia consiste en el mal funcionamiento de la glándula pituitaria que no para como debe al terminar la infancia y produce en la madurez crecimiento de los huesos periféricos como manos, pies, mandíbula y algunos órganos internos. Algunas características psicológicas de Enrique también responden a esta enfermedad como fatiga, nerviosismo vago e inestabilidad emocional.

El eunocoidismo produce también insuficiente secreción de hormonas sexuales masculinas como elevación del timbre de la voz, ausencia de vello facial o reduccción o pérdida de libido o potencia sexual, aunque según nos cuenta Palencia en algunos momentos el Rey tuvo barba y antes
de su matrimonio mantuvo relaciones sexuales.

Enrique IV fue un mal gobernante eso es lo admitido y estudiado pero no una mala persona. Es decir fue uno de esos hombres que no se sabe si son buenos de puro tontos o tontos de puro buenos.

Es decir, fue tímido y pusilánime, debil, sugestionable y manso, cordero rodeado de nobles, para él lobos, que le rodearon.

Tuvo Enrique IV una triste infancia, siguiendo a su madre, de la que fue separado antes de los cinco años, edad en la que se le dotó de Casa Propia,es decir, en la que ue entregado a manos ajenas, lo que probablemente tuvo que ver con la misantropía que le acompañó siempre.

Su educación se mantuvo siempre alejado de la nobleza y se acostumbró a poner su afecto en gentes medianas y en su alcázar madrileño, que siempre consideró algo suyo. Le incomodaban las ceremonias públicas.

Al iniciar la adolescencia se advirtieron dos rasgos de su carácter, era sugestionable y abúlico, tomaba decisiones por influjo de otros y permanecía poco tiempo en ellas.

El matrimonio de Enrique con Blanca de Navarra fue consecuencia de los arreglos entre los Trastamara de Castilla, los de Navarra y los que se habían hecho con el reino de Aragón en el compromiso de Caspe. El litigio entre las ramas de la familia se confió en a este matrimonio lleno de riesgos a causa de la multiplicación del parentesco.

A esta situación se añadía que no podía consumarse por la edad de los contrayentes y la convivencia debía ser aplazada cuatro años hasta que Enrique tuviera 15 años y Blanca 16. La dispensa fue otorgada por Eugenio IV, estando presentes los padres de la novia, pero no los del novio.

Este vacío de afectos familiares en un muchacho abúlico provocó que Enrique se sometiera a un compañero de infancia, Juan Fernández Pacheco. Esta relación entre los dos fue de afecto y de temor.

Los cronistas Fernández del Pulgar y Alonso de Palencia nos cuentan que bajo la influencia de Pacheco Enrique IV se entregó a “abusos ydeleites” que destruyeron su animo y su virilidad.

A esto se añade que su médico Juan de Soria nos dice que a los doce años el futuro rey carecía de verga “potente y viril”como corresponden a un muchacho normal.

El fallecimiento del rey tuvo lugar a pocas semanas de cumplir cincuenta años por una causa entonces llamada “flujo de sangre” y los cronistas nos hablan de una enfermedad dolorosa de vientre, que quiza pudo ser una litiasis renal o hepática, una nefritis o un cancer de colon.

Pero en su estudio de Marañón cuenta que cualquiera de los sintomas puede acoplarse a los trastornos de un envenenamiento, tal vez de arsénico, que era el veneno más usado en la época, en cuya fase final hay una fase final hay una intensa gastroenteritis sanguinolenta.

Casi todos los amigos le habían dejado solo y Alonso de Palencia nos diceique el cadáver quedó prácticamente solo sobre unas tablas viejas y fue llevado sin la menor pompa al monasterio de Santa María del Paso, a hombros de gente alquilada aunque el cardenal Mendoza ofició la postrera ceremonia, antes de marcharse a Segovia junto a Isabel.

En vida había descuidado su salud y abusado de purgas y vomitivos para aliviar sus dolores y, se según Enriquez del Castillo, Enrique IV quedó tan desecho que no fue menester embalsamarlo.

Nacido en Valladolid y muerto en Madrid, se cerró medio siglo de la vida española. Enrique careció de verdaderos defensores, según el libro de Luis Suarez, y estuvo siempre rodeado de difamadores que, en lugar de ocultar o superar la debilidad de un enfermo, se sirvieron de ella y la publicaron para hacer su fortuna